Una de las compras que muchos visitantes buscan en Turquía son las alfombras. Tras casi cuatro años en el país, hemos estado en muchas tiendas y también en fábricas de alfombras, hemos hablado con turcos y extranjeros sobre este asunto y por supuesto, también hemos comprado. Un viaje a Turquía nos proporciona la oportunidad para adquirir una alfombra hecha a mano a buen precio, pero tambien es una buena ocasión para aprender más sobre la cultura, el arte y las costumbres del país. Es importante que disfrutemos de las dos partes, la económica y la cultural. De esa forma, si no conseguimos el mejor precio, por lo menos habremos aprendido acerca de una de las más antiguas formas de arte oriental y veremos en acción a unos vendedores que conocen todos los entresijos de su oficio.
Un consejo útil si pensamos comprar una alfombra en nuestro viaje, es visitar antes alguna tienda en nuestro país para saber un poco sobre tipos de alfombras, calidades y precios. Si el precio es nuestra prioridad, debemos saber que la mejor época para comprar es entre noviembre y marzo. La escasez de turistas hace que los vendedores sean más propicios a bajar los precios ante la falta de ventas. Fuera de esa época necesitaremos desplegar toda nuestra habilidad regateadora, siempre teniendo en cuenta que nuestro oponente es un avezado experto.
Las alfombras turcas son artesanas y se diferencian de las persas en que están hechas con nudo doble, lo que les da mas cuerpo y un dibujo bien definido. En cuanto a los materiales, se emplea la lana, el algodón y la seda. Los precios son completamente diferentes pero las alfombras también lo son. Una alfombra de seda es una pieza soberbia con un dibujo muy definido y con mucho detalle. Una característica de las alfombras de seda es que tienen colores diferentes según el lado desde el que las miremos, normalmente desde un lado se ven todos los colores y desde el otro es mucho más clara. El reverso de una alfombra de seda tiene un dibujo con mayor definición que el anverso de muchas alfombras de otros materiales.
Mirar el reverso de las alfombras nos proporciona información sobre la calidad del trabajo, cuanto mejor sea el dibujo en esa cara, mejor es la alfombra. Sin embargo, un reverso completamente regular, sin fallos, puede indicar que la alfombra no es realmente artesana sino que se ha elaborado con procedimientos industriales. Si buscamos un producto tradicional, no debemos elegir colores demasiado chillones, brillantes, ni llamativos, pueden indicar que se han usado tintes artificiales que afectarán a la duración de la alfombra. Los tintes naturales tienen tonos pastel y tierra, los azules y granates tambien son naturales.
Si las alfombras se nos van de presupuesto, tambien tenemos los kilim. A diferencia de las alfombras, no llevan nudos sino que se tejen. Son más blandos que las alfombras y suelen tener dibujos geométricos. Hoy en día tambien se usan para bolsos, colchas, tapicería, etc. Aunque los precios son mucho mas asequibles, tambien hay kilim de notable calidad por los que nos pedirán bastante dinero.
Respecto al diseño de las alfombras turcas, depende mucho de la zona donde se ha fabricado. La tradición es muy importante en este sentido y los colores, diseño general de la alfombra y detalle de los dibujos varían de una zona a otra. Los diseños más habituales son el simétrico, el medallón central y el mosaico; los dibujos suelen ser dibujos geométricos o tambien motivos florales donde no falta el tulipán, la flor nacional.
La compra de una alfombra en Turquía es toda una experiencia. El vendedor nos ofrecerá asiento y bebida, normalmente té, aunque hay sitios donde también ofrecen raki. Sus ayudantes empezarán a enseñarnos alfombras de todo tipo haciéndolas volar ante nuestros ojos para que disfrutemos de sus colores y dibujos. Nos darán datos sobre el número de nudos, el material del que están hechas, etc. Normalmente esperan que seamos nosotros quienes preguntemos el precio, así intentan saber qué estamos buscando. Aunque digamos que no queremos comprar, ellos harán todo el ritual, es su trabajo y saben que mucha gente que no quería comprar una alfombra acaba saliendo con una.
No es fácil hablar de precios. Depende de nuestra habilidad para regatear, la época del año, si el sitio recibe a muchos turistas, etc. No hay que fiarse de lo que la gente presume de haber pagado, muchos pretenden darselas de grandes regateadores y falsean a la baja el precio al que han llegado. Normalmente los vendedores suelen empezar diciendo un precio que inmediatamente rebajan. Ese segundo precio es el inicial para regatear y suele ser más del doble de lo que realmente nos quieren cobrar. En épocas de verano y en sitios muy turísticos, el precio inicial puede ser tres o cuatro veces el de la alfombra, lo que significa una larga sesión de regateo. De todas formas, conviene tener en cuenta que el vendedor quiere hacer la operación y una venta ajustada siempre es mejor para él que una venta frustrada. El vendedor suele ser el dueño o un empleado con sueldo fijo y comisión adicional, pero los que despliegan las alfombras y las recogen solo cobran si hay venta, así que todos tienen interés en vender. No hay que olvidar incluir en la operación el envío de la alfombra y un descuento por pago en efectivo, si es el caso.
Las alfombras más caras son piezas que duran siglos, por ello tambien nos pueden ofrecer alfombras de seda de segunda mano. La ventaja es que los colores ya se han consolidado y tienen su estado definitivo. En todas las alfombras que compremos en Turquía debemos exigir un certificado que indique la procedencia, los materiales y la fecha de la pieza. Hay que recordar que las leyes turcas prohiben sacar del país objetos de más de 100 años de antigüedad, una alfombra sin certificado es presa fácil de los agentes de aduanas.
Mientras que me acerco y no a por la alfombra,seguire leyendo para tomar nota de todo.Felicidades,Don Jose!
Aquí os esperamos, muchas gracias
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