La pequeña Santa Sofía

Cuando Justiniano era solo el príncipe heredero, su tío el emperador le condenó a muerte acusado de conspirar contra el trono. Una noche, San Sergio y San Baco se aparecieron en sueños al emperador y le dijeron que perdonase a Justiniano porque era inocente. En agradecimiento, cuando Justiniano se convirtió en emperador, ordenó la construcción de una iglesia en honor de los santos protectores de las tropas bizantinas. La actual pequeña Santa Sofía (Küçük Ayasofya Camii en turco) es la antigua iglesia de San Sergio y San Baco. Aunque se encuentra a escasos trescientos metros del Hipódromo muchos visitantes se pierden la iglesia bizantina más antigua que permanece en pié en Estambul.

Al igual que Santa Sofía, fue construida por Justiniano y probablemente por los mismos arquitectos, Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles. Debido al parecido exterior, durante mucho tiempo se pensó que el edificio, finalizado en el año 536, fue un ensayo del diseño y técnicas que se emplearían posteriormente en Santa Sofía pero la estructura de ambos edificios es muy diferente y hoy en día esa idea se ha descartado.

Para ir a la pequeña Santa Sofía tenemos que bajar hacia el mar desde el extremo del hipódromo donde está el rectorado de la Universidad de Mármara. La iglesia se encuentra junto a la vía del tren y está rodeada por unos agradables jardines. Cincuenta años después de la conquista de Constantinopla fue convertida en mezquita y posteriormente varios sultanes y visires la ampliaron y repararon. Con el tiempo se añadieron la madrasa, el pórtico actual, la fuente para las abluciones y el pequeño minarete. También encontramos un pequeño cementerio otomano y la tumba de Hüseyin Ağa. El complejo nos ofrece tiendas de artesanía, mercadillo de libros y también un café.

Los terremotos, periodos de abandono y la construcción del ferrocarril causaron muchos daños al edificio a lo largo de los siglos. Al estar construido tan cerca del Mar de Mármara, la iglesia siempre sufrió humedades. En el interior contemplamos el resultado de la última restauración que se terminó en 2006 y ya no queda nada de los ricos mosaicos de oro ni de los suelos bizantinos, sin embargo, podemos disfrutar de las columnas de mármol verde y negro con el monograma de Justiniano y Teodora en sus ricos capiteles que mantienen el inconfundible sabor bizantino del monumento. Las paredes están cubiertas de blanco en combinación con azul y adornadas con motivos turcos y caligráficos.

La cúpula es muy curiosa porque está dividida en dieciséis secciones, ocho son planas y las otras ocho cóncavas. Ese diseño octogonal sirvió de inspiración al arquitecto imperial Mimar Sinan para la mezquita de Rustem Pasha, muy conocida por sus soberbios azulejos. Resulta sorprendente que la dedicatoria de la iglesia a San Sergio sigue siendo visible. La inscripción en griego está escrita en relieve sobre las columnas y rodea la nave en la que cinco veces al día rezan los fieles musulmanes. Otra de las asombrosas realidades de este país.